Seguro que alguna vez has escuchado historias sobre cápsulas del tiempo. Se trata de esos recipientes que se entierran para volver a ver la luz pasados unos cuantos años. No es raro encontrar historias de cápsulas que se pasan bajo tierra un siglo, pero… ¿te imaginas enterrar algo para que sea encontrado dentro de 5.000 años?
Pues imagínatelo, porque ya existe. En 1.939, la Feria Mundial tuvo lugar en Nueva York. Bajo el lema “El amanecer de un nuevo día”, aquella edición de la feria tenía sus ojos puestos en el futuro, y no precisamente cercano. Así, se decidió dejar un legado en forma de cápsula del tiempo, para que nuestros descendientes pudieran “rescatarlo” en el futuro, y encontrarse con objetos cotidianos usados en la época, mensajes grabados para el acontecimiento, y la sensación de haber retrocedido en el tiempo. La encargada fue la compañía eléctrica Westinghouse, que creó una cápsula del tiempo de más de dos metros de longitud.
Uno de los aspectos más interesantes de esta cápsula en concreto es que fue de las primeras en crear un ambiente apropiado en su interior, para evitar el desgaste y corrosión de los objetos que en ella se encuentran. Así, se utilizó una aleación metálica llamada “Cupoloy”, compuesta por un 99’4% de cobre, un 0’5% de cromo, y un 0’1% de plata.
En aquella época también se estaba construyendo la llamada Cripta de la Civilización, una cápsula del tiempo del tamaño de una gran habitación ubicada en Atlanta, con todo tipo de objetos en su interior. Esta Cripta fue cerrada en 1.940, y no será abierta hasta unos 6.100 años después, lo cual sobrepasará incluso a la cápsula de Westinghouse.
Volviendo a esta última, su interior alberga juguetes infantiles, telas, materiales usados para fabricación, dinero, semillas, un reloj despertador, gafas, un cepillo dental etc. También incluye el “Libro de Registro”, en el que se detalla su contenido y su propósito (imagina la cara de quien abra la cápsula dentro de 5.000 años si no sabe nada de su existencia…). Incluso se habla en el libro sobre las claves del inglés, para preservar esta lengua en el futuro.
La cápsula fue enterrada a 50 pies (unos 15 metros) de profundidad en Nueva York (concretamente en Queens), que hoy por hoy es una de las ciudades más importantes del mundo, y probablemente seguirá siéndolo en el futuro. De hecho, fue enterrada el 23 de septiembre de 1.938, aunque se tome 1.939 como el año “oficial” que corresponde con la Feria Mundial.
De todas formas, si tienes curiosidad por ver su contenido, no te preocupes, no tendrás que esperar 5.000 años. Y es que el Centro de Historia Senador John Heinz, en Pittsburgh, muestra una réplica de esta cápsula, y de otra enterrada en 1965 junto a ella, en las que se puede observar el interior del recipiente y los objetos que contiene.
Si quieres saber más sobre la historia de esta cápsula, su contenido detallado, y lo que supuso en su momento, te recomendamos que veas el libro escaneado “La historia de la cápsula del tiempo de Westinghouse”.
Se trata pues de un legado para el futuro, que tratará de recordar a quien quiera que esté sobre el planeta cómo se vivía a principios del siglo 20. La pregunta es… ¿habrá alguien para poder verlo?
¿Qué meterías tú en la cápsula del tiempo? ¿Les mandarías algún gadget a los futuros terrícolas?
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